jueves, 26 de mayo de 2011

Cenicienta literaria vs currito literario

Recuerdo aquellos tiempos (hace muuuuchos años), en los que, tras leer la historia de JK Rowling (su vida personal y sus libros), pensé: “Ooooh, debe ser genial eso de ser una escritora famosísima y ultra conocida. Algún día lo seré” Lo que nadie te cuenta cuando tomas esa decisión, es las horas que estarás aporreando el teclado para que te salga el libro, por las correcciones posteriores, por hablar con editores de libros y revistas, por… vamos, que realmente, nadie nos dice cuando comenzamos un: “Hey, que sepas que solo cuatro gatos se convierten en cenicientas literarias”. También es cierto que nadie normal sabe que es una cenicienta literaria y un currito literario… en verdad, estos últimos no existen para el gran público en general. Me explico.



Como blogger, he podido ver cómo las editoriales escogían a dedo (que sí, a dedo) determinados libros o autores para convertirlos en la moda del momento. Para hacerlos relucir por encima de los corredores de fondo (o también llamados curritos literarios) y entregarles la estrella (sí, la de culo, esa que te dicen que naces con ella o estrellado… lo de estrellado debe ser que te caes de la cuna). Cuando eso ocurre, es como si sonaran un coro de ángeles celestiales para todo el universo (seguro que ponen el equipo de música a todo meter), lo anuncian por todos lados, crean un hype que cualquier escritor querría para sí. Luego los resultados son muy dispares, hay cenicientas literarias que, realmente, son buenos escritores y otros… que se ve en las primeras páginas que venderán por otros medios.



El currito literario es… pues cualquiera, incluso muchas cenicientas literarias antes han sido curritos literarios (es decir, gente que ha trabajado muchiiiiiiiísimo para ser conocidos y publicados), lo que hace que su historia de cenicienta literaria sea más conmovedora.
Debo reconocer que me encantaría, hasta cierto punto, ser una cenicienta literaria. El no tener que trabajar tanto para encontrar editorial, revista o a donde quiera enviar algo. El que una editorial decida señalarme con el dedo y hacer el coro de ángeles cantando (yo pediría que los míos cantasen rock y heavy metal, por dar la nota), debe ser una sensación increíble, de esas que te tienen con cara de boba durante mucho tiempo y riéndote (como si te enamorases).
Si al final me hubiera dedicado a escribir por el dinero, me habría retirado hace mucho. Si hubiera acabado deseando tanto la fama, me habría ido a Gran Hermano y demás programas (posiblemente habría dicho que me acosté con algún famosete de medio pelo). Y podemos seguir así: nunca vas a conseguir todo eso siendo un currito, posiblemente, como cenicienta literaria, tampoco.



Claro está, que hay otros beneficios mucho mayores: las ocasiones en que te sale una frase para enmarcarla (y te quedas mirándola con ojitos tiernos y pensando, “hala, eso lo he escrito yo”); esa escena que creías que si la escribías bien pondría la piel de gallina a los lectores y te sale mucho mejor, tanto como para que ellos lloren emocionados; cuando al fin pones la palabra fin (valga la redundancia) y te da ese subidón adictivo… realmente los que amamos la literatura, tenemos esos beneficios que pocos entenderían, pero que nos hacen flotar y sonreír como si estuviéramos enamorados. No dan dinero, no te hacen famoso… pero te hacen sentir tan bien, que merece la pena ser escritor. Currito o cenicienta.



Laura López Alfranca


http://lauralopal.blogspot.com